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Aproximadamente dos a cuatro de cada 1000 niños en los Estados Unidos nacen sordos o hipoacúsicos, haciendo de la pérdida auditiva la alteración más común al nacimiento. Muchos estudios han mostrado que el diagnóstico temprano de la hipoacusia es crucial para el desarrollo del lenguaje, habilidades cognitivas y psicosociales.
El tratamiento es más exitoso si la pérdida auditiva es identificada tempranamente, preferentemente durante el primer mes de vida. Todavía una cada cuatro niños nacidos con severa pérdida auditiva no recibe un diagnóstico hasta la edad de tres años o más.
La primera oportunidad para evaluar la audición de un niño es en el hospital apenas nacido. Si la audición del niño no es evaluada antes de irse del hospital se recomienda su evaluación durante el primer mes de vida. Si los exámenes indican una posible pérdida en la audición se deberá buscar una evaluación más profunda lo más pronto posible, preferentemente entre el primero y los seis meses de vida.
En los últimos años las organizaciones de salud, incluyendo la Academia Americana de Otorrinolaringología han trabajado para remarcar la importancia de un screening o tamizaje precoz en todos los recién nacidos para buscar pérdida de la audición. Estos esfuerzos han dado sus resultados. En 2003 más del 85 por ciento de todos los recién nacidos en Estados Unidos fueron evaluados buscando pérdida auditiva. De hecho casi todos los estados han realizado leyes que obligan a alguna forma de evaluación de los recién nacidos antes de dejar el hospital. Esto todavía deja a más de un millón de bebes que no son evaluados para pérdida auditiva antes de abandonar el hospital.
Dos exámenes son usados para evaluar la pérdida auditiva en niños y recién nacidos. Ellos son:
Si alguno de los exámenes indica una potencial pérdida auditiva, el médico sugerirá un seguimiento y evaluación a cargo de un otorrinolaringólogo.
Signos de pérdida de audición en el niño
La hipoacusia puede ocurrir en la infancia tardía, luego que el recién nacido abandonó el hospital. En estos casos, los padres, abuelos y demás personas de que cuidan al niño son frecuentemente los primeros en advertir que algo ocurre con la audición de ese chico. Incluso si su audición fue evaluada en el momento de nacer se debe continuar estando alerta a señales de pérdida auditiva tales como:
Si su niño muestra alguno de estos signos debe indicárselos al médico
La pérdida auditiva en niños puede ser transitoria o permanente. Es importante que la pérdida auditiva sea evaluada por un médico que pueda indagar acerca de los problemas que puedan causar esta hipoacusia, tales como la otitis media (infección del oído), excesiva formación de cera en el oído, malformaciones congénitas o pérdida auditiva genética.
Si se ha determinado que la hipoacusia es permanente, el uso de audífonos puede ser necesario para amplificar el sonido que llega al oído del niño. La cirugía de oído puede ser útil para restaurar o mejorar significativamente la audición en algunos casos. Para aquellos con pérdidas profundas que no se benefician suficientemente con audífonos puede ser considerado un implante coclear. A diferencia de los audífonos, el implante coclear evita las partes dañadas del sistema auditivo y estimula directamente el nervio permitiendo al niño escuchar sonidos más fuerte y en forma más clara.
Usted deberá decidir si su niño se comunicará en forma primaria con lenguaje hablado o de señas y buscar una intervención temprana para prevenir retrasos del lenguaje. Los estudios indican que la rehabilitación de la pérdida auditiva a la edad de los seis meses prevendrá consecuentes retrasos de lenguaje. Otras estrategias de comunicación como la terapia de audición verbal, lectura de labios y lenguaje de señas pueden también ser usadas en conjunto con la terapia con audífonos o el implante coclear o bien en forma independiente.